viernes, 21 de junio de 2024

Cuba, 'Revolución cultural' o revolución en colores

 

El traslado al escenario americano de la posición revolucionaria marxista correspondiente a un proletariado desarrollado al que se le señala su papel histórico, ha significado muchas veces la formación de una secta que pugna dramáticamente por representar a una “clase principal, polo de la contradicción antagónica” entre burgueses y obreros; secta inoperante para aglutinar consigo una fuerza popular que realice la tarea histórica inevitable para estas sociedades: la liberación nacional antiimperialista. Comprender la necesidad de realizar esa tarea no impediría, por cierto, poseer una comprensión del papel de las luchas de clases y del proletariado como agente histórico del comunismo, pues solo teniendo acceso revolucionario al poder político –y, por tanto, al poder económico y militar– es posible generar relaciones que proletaricen a la mayoría de la nación, proletarización que es la premisa para intentar alcanzar el comunismo.
(Fernando Martínez Heredia, El ejercicio de pensar)


Pues la lucha contra los efectos de la consciencia cosificada es un proceso largo y necesitado de tenaces esfuerzos, en el cual es imposible atenerse a formas determinadas de esas influencias o a contenidos de fenómenos determinados. Mas el dominio de la consciencia cosificada sobre los hombres de esta época se manifiesta precisamente en la tendencia de hacerlo así. En cuanto que la cosificación se supera en un punto, surge el peligro de que el estado de consciencia de esa superación cristalice en una nueva forma no menos cosificada.

...

Si el partido consiste en una mera jerarquía de funcionarios aislada de las masas de los miembros comunes a los que no compete en la vida cotidiana más que una función de espectadores, si la acción del partido como un todo es sólo ocasional, entonces se produce en los miembros una cierta indiferencia, mezcla de ciega confianza y de apatía, respecto de las acciones cotidianas del partido. Su crítica no puede ser, en el mejor de los casos, más que una crítica post festum (con congresos, etc.) que pocas veces tendrá una influencia determinante en la orientación real de las acciones futuras. En cambio, la intervención activa de todos los miembros en la vida cotidiana del partido, la necesidad de comprometerse con la personalidad entera con toda acción del partido, es el único medio que obliga al partido a hacer realmente comprensibles sus decisiones para todos los miembros, a convencerles de su acierto, puesto que de otro modo es imposible que éstos las pongan acertadamente en práctica.
(Georg Lukács, Acerca del problema de la organización)

 

Origen de esta Reflexión

Amigos cercanos me han contado que la situación en Cuba se ha deteriorado, con una marcada escasez e incluso casos de indigencia. Aunque no soy cubano ni he vivido en Cuba por largos períodos, comparto con mis amigos amor por la Revolución Cubana. 

Lumpenproletariado

Marx define en "El 18 de Brumario de Luis Bonaparte" al lumpenproletariado como esa capa de la población marginada del sistema productivo: “con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora.”. El lumpenproletariado ha sido la base social no solo de Luis Bonaparte, sino también de Mussolini, Hitler y las llamadas revoluciones en colores.
El lumpenproletariado es funcional políticamente a la burguesía y al imperialismo, adquiriendo relevancia cuando la vanguardia del proletariado se debilita, se confunde o se corrompe. La precarización del empleo, la automatización y la deslocalización han incrementado numéricamente esta capa social, amplificando su impacto.

Gobernabilidad

El Partido, como instrumento del pueblo trabajador para la construcción del socialismo y el comunismo, tiene la responsabilidad de fortalecer la hegemonía política, cultural e ideológica del proletariado y de asegurar su participación activa en la vida política del país, con verdadero poder decisorio. Sin embargo, en todas las experiencias de construcción del socialismo –soviets en Rusia, soviets rurales y comunas populares en China, CDR en Cuba, CDS en Nicaragua–, el Partido, después de un periodo inicial, tiende a fusionarse con el aparato estatal, burocratizándose y adoptando un rol paternalista en relación con el pueblo.

Poder Popular

El poder popular se desarrolla bajo la conducción del Partido, construyendo una institucionalidad basada en la democracia participativa en todos los niveles de decisión. No obstante, cuando el Partido se fusiona con el Estado, se debilita la cohesión con el pueblo. Con el paso del tiempo, las organizaciones populares tienden a delegar la vida política en el Partido, adoptando una actitud pasiva ante el planteamiento del Partido: “compañeros, ustedes trabajen, nosotros resolvemos los problemas”. Así, el pueblo va perdiendo su compromiso activo con la revolución. Es la advertencia de Lukács, que debido a la cosificación, los individuos y las clases sociales pierden la capacidad de actuar conscientemente en la historia.
La presión imperialista complica la vida económica, reduciendo los ingresos y generando carestía. En este contexto, hay cuadros del Partido tienden a enfocarse más en sus propios intereses que en su rol revolucionario, lo que lleva a la expansión de la lenidad y la corrupción. Además, la presión imperialista también socava la hegemonía del proletariado, ya que la formación de nuevas generaciones carece de un sustrato sólido y los contenidos ideológicos no se actualizan adecuadamente, permitiendo la penetración ideológica de la contrarrevolución.
Organizaciones y agentes de influencia contrarrevolucionarios, entrenados y financiados por el imperialismo, encuentran terreno fértil en un lumpenproletariado creciente debido a la salida de personas del aparato productivo hacia el cuentapropismo. En este sector, medran delincuentes que crean desorden para cometer sus ilícitos, mientras que los agentes de influencia magnifican los problemas que enfrenta el pueblo.
El Partido debe mediar entre la teoría y la práctica, ayudando a los trabajadores a recuperar su capacidad de intervenir activamente en la transformación de la sociedad.
Sin una verdadera conducción, sin combatividad ni instrumentos, el pueblo trabajador se encuentra inerme ante la creciente hegemonía del lumpenproletariado y la contrarrevolución.

No hay comentarios.: