sábado, 23 de septiembre de 2023

Trabajo de masas

“Al obrero se le puede dotar de conciencia política de clase sólo desde fuera, es decir, desde fuera de la lucha económica, desde fuera del campo de las relaciones entre obreros y patronos. La única esfera de que se pueden extraer esos conocimientos es la esfera de las relaciones de todas las clases y sectores sociales con el Estado y el gobierno, la esfera de las relaciones de todas las clases entre sí. Por eso, a la pregunta de qué hacen para dotar de conocimientos políticos a los obreros, no se puede dar únicamente la respuesta con que se contentan, en la mayoría de los casos, los militantes dedicados a la labor práctica, sin hablar ya de quienes, entre ellos, son propensos al “economismo”, a saber: “Hay que ir a los obreros”. Para aportar a los obreros conocimientos políticos, los socialdemócratas deben ir a todas las clases de la población, deben enviar a todas partes destacamentos de su ejército. “ (V.I. Lenin, ¿Qué hacer?, 1902)


"Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación." (La ideología alemana, Friedrich Engels & Karl Marx).


Chile, 1970

Arreciaba la campaña electoral. Las brigadas muralistas perfeccionaban sus técnicas y hacían sus rayados en todo el país. Hubo enfrentamientos, en ocasiones a balazos.

Los fines de semana se iba a las poblaciones a vender El Siglo, donde la discusión y la entrega del mensaje era más importante que la venta del diario.

La lucha por la concientización permeó todos los sectores sociales. Ningún espacio fue dejado de lado.

Los militantes organizaban bases en los colegios, en las poblaciones, en los sindicatos.

Los años de labor organizativa, trabajos voluntarios, construcción de plazas y bibliotecas, fueron dando frutos.

El pueblo se organizaba, participaba, tomaba conciencia de sí y para sí. Las movilizaciones eran no sólo por reivindicaciones económicas, sino por solidaridad de clase. Las protestas contra la guerra de VietNam cundían, mientras los estudiantes secundarios perseguían alegremente a los pijes del Fiducia.

El voto por Allende fue un voto consciente, combativo.

Asumido el Gobierno Popular, se intensifica la batalla ideológica, al calor del desarrollo de las organizaciones populares de apoyo al gobierno (CUP, JAP, etc.).

La guerra de los medios fue intensa. En la radio y televisión los programas de debate político abundaban. A la prensa de la derecha (El Mercurio, El Diario Ilustrado, La Tercera, Tribuna) se le opuso prensa de la izquierda (Última Hora, Clarín, El Siglo, Puro Chile). En el terreno de las historietas, La Firme (sucesora de La Chiva) contra Cambalache.

La intensa agresión contra el Gobierno Popular de la burguesía y el imperialismo, la propaganda adversa, los sabotajes y atentados, en un contexto de acaparamiento causando carestía, no pudieron evitar que la votación subiera de un 36,6% a un 42% entre septiembre de 1970 y marzo de 1973.

El resultado electora fue producto de la organización, la concientización, la lucha.


Chile, 1986

Hacía tres años que se llevó a cabo la primera Jornada de Protesta Nacional. En las poblaciones las ollas comunes, las bibliotecas populares y la prensa clandestina dieron paso a las barricadas y a las milicias populares.

Organizaciones combativas, FPMR, MIR, MAPU-Lautaro, entre otras, levantaron la resistencia armada contra la dictadura.

Bajo una intensa campaña represiva y propagandística, el pueblo fue levantando cabeza  y asumiendo nuevas formas de lucha. Ante la amenaza de una guerra civil, el imperialismo y la oligarquía le quitaron el piso a la dictadura; el modelo socio económico neoliberal ya estaba consolidado, y se legitimaría con la mera ocurrencia del plebiscito de 1988.


Chile, 2023

El triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida y el de los republicanos en la elección del consejo constitucional, en un contexto de avance de la derecha en Europa, ha sido interpretado por algunos analistas de izquierda como el triunfo del miedo y de campañas del terror.

El pueblo chileno que se alzó contra la dictadura en medio de brutal represión y una campaña del terror de todos los medios públicos, no se rindió al terror.

El pueblo chileno que se rebeló contra la institucionalidad política en octubre de 2019, donde el entonces presidente habló de un enemigo implacable, despiadado, poderoso y cruel, y sacó a los boinas negras a la calle en medio de una campaña del terror de todos los medios y de los partidos políticos, de derecha y de ‘izquierda’. El pueblo no se rindió al terror.

El proyecto constitucional presentado al plebiscito de salida fue prácticamente un reforzamiento del modelo neoliberal, con algunos chiches populistas, sin tener en cuenta los intereses de los trabajadores, y traicionado por Boric con su pacto con los senadores de reformar el texto si ganaba el Apruebo.

El nuevo proyecto constitucional reforzaba aún más la institucionalidad rechazada por el pueblo en octubre del 2019, y fue ampliamente repudiado por el pueblo, con más de dos millones de votos anulados.


¿Triunfo del miedo?

La defección de los partidos políticos de ‘izquierda’ que buscaron insertarse en la institucionalidad pos prebendas y cuotas de poder dejó a los trabajadores prácticamente sin organización ni conducción. La labor partidaria mencionada anteriormente, el trabajo de masas, la organización de bases, la propaganda y la labor social en terreno, desapareció.

Así, las grandes movilizaciones de 2019 (estallido social) fueron sin logros (salvo la farsa constitucional Boric-Coloma).

El Cordobazo (1969), el Caracazo (1989) y el estallido social en Chile (2019) tuvieron un denominador común: sin conducción, sin organización, sin objetivos. Sí hubo consignas variopintas y líderes naturales, como también pequeñas organizaciones de izquierda, en zonas muy localizadas y de escasa influencia.

La conciencia de clase heredada de la pre-dictadura y desarrollada en los años 80 se fue diluyendo entre la ausencia de labor partidaria y el constante bombardeo mediático de la ideología predominante.

Hoy la hegemonía cultural burguesa es avasalladora. Las ideas predominantes son la educación privada con selección, para la cual los padres pasan la noche esperando conseguir un cupo, el copago y el CAE como algo obvio, campo laboral donde un titulo es apenas un punto de partida, mientras que los otrora seguidores del ideario de Marx y Lenin abrazan el derecho natural, rentabilidad, premio al esfuerzo, con sueños lúbricos de agarrar un puesto ejecutivo en una AFP o en una minera; las instituciones militares y policiales ofrecen estabilidad y altas pensiones, prácticamente las únicas con carrera laboral hasta la jubilación.

Sólo recuperando la organización, la conciencia y la combatividad es posible enfrentar el aparato de dominación de la burguesía, lo cual exige volver a fundamentos del trabajo leninista.