viernes, 15 de julio de 2011

El ritmo




Desde la ventana de un cuarto piso observaba a los muchachos y muchachas en su (para mí) extraña danza.
Era una decena enfrentada a otra decena, con un palo -de unos 60 cm- en cada mano. Avanzaban y retrocedían al son de los tambores. Cada pareja enfrentada se atacaba con los palos, en una subyugante coreografía. Uno lanzaba golpes mientras el otro se agachaba y giraba en su eje, para devolver los golpes y el otro (otra) repetía el mismo movimiento de esquivar y contratacar.

Alrededor, los jóvenes enarbolaban lienzos protestando contra la política educacional del gobierno. La plaza se llenaba cada vez más.

Carabineros recibe la orden de dispersar la manifestación. El 'guanaco' (carro lanzaaguas) dirigía su chorro contra todo joven, mientras los perros ladraban y se sumaban alegremente a la algarabía.


Los danzarines siguieron en su 'batalla', recibiendo a ratos los violentos chorros de agua. Sentí entonces que ese ritmo se imponía en los manifestantes, que enfrentaban al 'guanaco' levantando los lienzos, sin amedrentarse por el agua, evitando la carga de los carabineros cuasi-blindados o lanzándoles pintura.


Se palpaba una suerte de desafío alegre, que se apagó cuando los jóvenes fueron dispersados por los gases lacrimógenos.

2 comentarios:

Gabriel Bunster dijo...

Buena Yerko; muy personal el comentario de la vista de las marchas estudiantiles.

Yerko Moretic Vidal dijo...

A mi ver, las marchas estudiantiles sirvieron de contexto para el fenómeno que me cautivó, la banda de danzarines que impusieron un ritmo.
Después me comentaron que los medios acusaron a los muchachos de "apalear a los carabineros"...